La habitación propia
PROPONE
para
su quinta sesión
-TIEMPO Y MEMORIA-
El tiempo deja una estela en la memoria colectiva
que no son más que datos en la memoria individual, hechos registrados a los que
recurrir para contextualizar un recuerdo propio. Resulta interesante descubrir
cómo la creación personal, fruto de unas vivencias únicas, acaba por
clasificarse en una biblioteca histórica para el uso y el imaginario
colectivos. A partir de una ficción, queda capturada una sociedad en el
espacio-tiempo. Tolstoi, obsesionado por la reforma agraria en Rusia que diera
a los mujiks la propiedad de la tierra y los liberara de la servidumbre,
reflejó estas inquietudes socioeconómicas en sus relatos y novelas. Todos lo
recordamos como el padre de la desdichada Ana Karenina. Pero “¿qué sabía
Tolstoi de Ana Karenina?”, se pregunta Manuel Vicent. “Nada. Quien sabía de Ana
Karenina era Ana Karenina”[1].
Quiere esto decir que un autor no sabe de sus personajes más de lo que se
conoce a sí mismo. Este conocimiento necesita de la memoria. El recuerdo de lo
acontecido y sentido nos da la medida de la realidad y cimenta la fantasía.
“Vivimos con suposiciones muy fáciles, ¿no? Por
ejemplo, que la memoria es igual a sucesos más tiempo”, dice Julian Barnes.
Barnes pone en entredicho la simplificación. Lo único que parece claro es que,
en la fórmula –si existe alguna-, tiempo y memoria se ordenan así: tiempo antes
que memoria. Cuanto más avanza el primero más se altera la segunda, que no es
la misma cosa que el recuerdo. Un recuerdo puede quedar congelado en el tiempo,
fijo y puro. No sucede igual con la memoria, pues acoge nuevos factores,
elementos, vivencias, conclusiones etc. que afectan, como mínimo, a la manera
de relacionarnos con ese recuerdo.
Rodrigo Fresán, escritor argentino, utiliza una
divertida metáfora al identificar la memoria con el perro más estúpido al que
lanzas un palo y te trae cualquier cosa. Pero no se debe entender la alteración
como un defecto si de ella se obtiene la materia literaria. Así lo cree Manuel
Vicent, que habla de una “erosión” en la que entra en juego la imaginación. El
recuerdo inmediato y casi virgen sirve para el diario o la crónica. El recuerdo
-atesorado, sufrido, mimado, moldeado, exprimido o deformado- se ramifica en
razonamiento y fantasía. También en obsesión, trauma, reflexión, iluminación,
ideas, sentimientos y emociones.
“Lo
importante es que de todo quede siempre algo, pues por minúscula que sea la
llama que reste, tal vez alguien pueda recogerla para encontrar otra cosa.” Lo
dice Enrique Vila-Matas, escritor español. El margen que deja la memoria desde
el suceso al recuerdo es campo de cultivo literario; un espacio para la
imaginación, invención, fantasía, pensamiento e intelecto. Su aprovechamiento
depende de la predisposición y voluntad de cada uno.
Preguntas para la reflexión:
- ¿Memoria + imaginación = literatura?
- Estamos a merced de la memoria. ¿Crees que el
tiempo invertido en la conservación de un recuerdo puede resultar vano,
estéril o tiempo perdido?
- ¿Crees que la memoria nos roba demasiada
energía?
- ¿Somos más vulnerables al pasado que al
presente?
- ¿Por qué la memoria desecha unos recuerdos y
siente predilección casi obsesiva por otros?
- En la perdurabilidad de un recuerdo interviene,
sobre todo, la parte emocional. ¿También en su deformación?
- El tiempo ¿es el origen de toda la angustia
humana?
- En el exilio, tiempo y memoria sobresalen casi
por necesidad, como los elementos a través de los que el exiliado se
relaciona con su patria o sus orígenes. ¿Son, quizá, el denominador común
a la literatura de toda una generación del exilio?
Lecturas recomendadas:
-
Sobre el tiempo y la memoria; Revista de Letras.
-
Antigua luz; John Banville.
-
Brevísima reflexión sobre la memoria y Borges; Literofilia.
El Reto:
En la última
sesión de La habitación propia
hablamos de la memoria colectiva (consulta propuesta IV) y empezamos
un reto que culminará en la próxima tertulia del 9 de abril con la
lectura de nuestros resultados.
Rellena los
siguientes campos:
Aquella vez
que... (Ejemplo: me rompí un diente montando en bici)
Con: (Ejemplo:
mi hermana)
¿Lo tienes?
El reto consiste ahora en que narres la anécdota pero -¡atención!-
desde la perspectiva de la persona, animal, objeto o ente abstracto que has
mencionado en el segundo campo.
¿Te
atreves?
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