La habitación propia
PROPONE
para su octava sesión
-Conciencia poética-
Existe un margen entre lo que vemos y lo
que sabemos ver. La rutina de la vida dibuja rutas que nos adormecen y sabotean
la observación. La inconsciencia de este proceso de asimilación del entorno
induce a la narcolepsia. Despertar
significa recuperar la consciencia. Éste es un paso imprescindible y anterior
al desarrollo de la conciencia, que se desmantela durante el sueño y sólo puede
reconstruirse con voluntario esfuerzo diurno. Uno se levanta y obtiene varias
horas regaladas por un azar arbitrario y caprichoso. Uno ve cosas y hace cosas
y, entre esas cosas que ve, se encuentran los otros: esos que también hacen y
ven cosas.
Cosas.
El término sirve para designarlo todo:
personas, objetos, hábitos, actividades, escenas, tareas previstas e
imprevistas, obstáculos, problemas... Los trayectos que componen un día parecen
evidentes. La gente con la que nos cruzamos es obvia y su presencia se da por
sentada.
La existencia de algo distinto, más allá
de la primera o nula reflexión que suscita lo que nos rodea, sólo la demuestran
el tiempo, la intuición, la memoria, y el arte. El tiempo deja una historia que
la memoria rescata y que el hombre transforma mediante la expresión artística y
el conocimiento. La intuición es la herramienta de todas las artes, también de
la poesía, y una habilidad innata que puede entrenarse. Hermana de la
sensibilidad, la intuición alimenta la percepción y la enriquece. La intuición
poética conecta la mirada con un mundo “marginal” porque se oculta entre
bastidores. No se escenifica y por eso es, quizá, más real.
Se dice que los poetas sueñan despiertos,
son distraídos y despistados. Pero no es verdad que caminen sin fijarse. Su
lucidez les permite introducirse en infinitos recovecos de la realidad y
acceder así a otras realidades. Buscan los matices y los conectan porque nada
es lo que parece sino mucho más.
“¿Qué es ser poeta? ¿Cuál es su función
en la sociedad?” Se preguntaba Miguel Pastrana en un artículo publicado por Cuaderno Literario en 1995 y recuperado
por Mirador en 2004, revista editada
por la Asociación
de Escritores y Artistas Españoles. “Ser poeta […] Es estar hecho de arcilla y
no de mármol. Es decir: ser moldeable por la mano del tiempo; de todos los
tiempos. Pasados, presentes y futuros, que en el poeta confluyen y se hacen
uno.”[1]
De esta maleabilidad el poeta es
consciente y sobre ella construye su
conciencia poética.
Preguntas para la reflexión:
o
¿Crees
que la maleabilidad del poeta puede estimularse?
o
La
conciencia poética, ¿es una consecuencia natural de una sensibilidad agudizada?
o
¿Esta
sensibilidad puede entrenarse?
o
¿Realidad
hay más que una?
o
¿Crees
ser consciente de las realidades que te rodean?
Lecturas recomendadas:
El compromiso
del escritor; José López Martínez:
El Reto:
¡Nos
vamos de excursión! Ven a la tertulia el jueves 12 de junio a las 18:30. Esta
vez no debatimos, salimos a la calle. Sólo necesitas llevar contigo un cuaderno
y un boli. Vamos a entrenar nuestra
conciencia poética.
¿Te
atreves?
[1] Pastrana,
Miguel: ¿Qué es ser poeta? ¿Cuál es su
función en la sociedad? Mirador. Septiembre 2004.
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