lunes, 7 de abril de 2014

Sesión V

La habitación propia
PROPONE
para su quinta sesión

-TIEMPO Y MEMORIA-


El tiempo deja una estela en la memoria colectiva que no son más que datos en la memoria individual, hechos registrados a los que recurrir para contextualizar un recuerdo propio. Resulta interesante descubrir cómo la creación personal, fruto de unas vivencias únicas, acaba por clasificarse en una biblioteca histórica para el uso y el imaginario colectivos. A partir de una ficción, queda capturada una sociedad en el espacio-tiempo. Tolstoi, obsesionado por la reforma agraria en Rusia que diera a los mujiks la propiedad de la tierra y los liberara de la servidumbre, reflejó estas inquietudes socioeconómicas en sus relatos y novelas. Todos lo recordamos como el padre de la desdichada Ana Karenina. Pero “¿qué sabía Tolstoi de Ana Karenina?”, se pregunta Manuel Vicent. “Nada. Quien sabía de Ana Karenina era Ana Karenina”[1]. Quiere esto decir que un autor no sabe de sus personajes más de lo que se conoce a sí mismo. Este conocimiento necesita de la memoria. El recuerdo de lo acontecido y sentido nos da la medida de la realidad y cimenta la fantasía.

“Vivimos con suposiciones muy fáciles, ¿no? Por ejemplo, que la memoria es igual a sucesos más tiempo”, dice Julian Barnes. Barnes pone en entredicho la simplificación. Lo único que parece claro es que, en la fórmula –si existe alguna-, tiempo y memoria se ordenan así: tiempo antes que memoria. Cuanto más avanza el primero más se altera la segunda, que no es la misma cosa que el recuerdo. Un recuerdo puede quedar congelado en el tiempo, fijo y puro. No sucede igual con la memoria, pues acoge nuevos factores, elementos, vivencias, conclusiones etc. que afectan, como mínimo, a la manera de relacionarnos con ese recuerdo.

Rodrigo Fresán, escritor argentino, utiliza una divertida metáfora al identificar la memoria con el perro más estúpido al que lanzas un palo y te trae cualquier cosa. Pero no se debe entender la alteración como un defecto si de ella se obtiene la materia literaria. Así lo cree Manuel Vicent, que habla de una “erosión” en la que entra en juego la imaginación. El recuerdo inmediato y casi virgen sirve para el diario o la crónica. El recuerdo -atesorado, sufrido, mimado, moldeado, exprimido o deformado- se ramifica en razonamiento y fantasía. También en obsesión, trauma, reflexión, iluminación, ideas, sentimientos y emociones.

 “Lo importante es que de todo quede siempre algo, pues por minúscula que sea la llama que reste, tal vez alguien pueda recogerla para encontrar otra cosa.” Lo dice Enrique Vila-Matas, escritor español. El margen que deja la memoria desde el suceso al recuerdo es campo de cultivo literario; un espacio para la imaginación, invención, fantasía, pensamiento e intelecto. Su aprovechamiento depende de la predisposición y voluntad de cada uno.


Preguntas para la reflexión:

  • ¿Memoria + imaginación = literatura?
  • Estamos a merced de la memoria. ¿Crees que el tiempo invertido en la conservación de un recuerdo puede resultar vano, estéril o tiempo perdido?
  • ¿Crees que la memoria nos roba demasiada energía?
  • ¿Somos más vulnerables al pasado que al presente?
  • ¿Por qué la memoria desecha unos recuerdos y siente predilección casi obsesiva por otros?
  • En la perdurabilidad de un recuerdo interviene, sobre todo, la parte emocional. ¿También en su deformación?
  • El tiempo ¿es el origen de toda la angustia humana?
  • En el exilio, tiempo y memoria sobresalen casi por necesidad, como los elementos a través de los que el exiliado se relaciona con su patria o sus orígenes. ¿Son, quizá, el denominador común a la literatura de toda una generación del exilio?


Lecturas recomendadas:

-      Sobre el tiempo y la memoria; Revista de Letras.
-      Antigua luz; John Banville.
-      Brevísima reflexión sobre la memoria y Borges; Literofilia.

El Reto:

En la última sesión de La habitación propia hablamos de la memoria colectiva (consulta propuesta IV) y empezamos un reto que culminará en la próxima tertulia del 9 de abril con la lectura de nuestros resultados.

Rellena los siguientes campos:

Aquella vez que... (Ejemplo: me rompí un diente montando en bici)
Con: (Ejemplo: mi hermana)

¿Lo tienes? El reto consiste ahora en que narres la anécdota pero -¡atención!- desde la perspectiva de la persona, animal, objeto o ente abstracto que has mencionado en el segundo campo.


¿Te atreves?


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