miércoles, 3 de junio de 2015

Las ocasiones perdidas

Relato ganador del I Concurso de Relato Corto de La Habitación Propia

Por Irene Alcedo


Tic tac.
No quedan rincones en esta ciudad en los que las sombras se puedan esconder. Nos conocemos todas las cicatrices, compartimos talones de Aquiles en todos los adoquines y dibuja mi rutina. Rutina…
Siete y media de la mañana y sonó el despertador. Volvíamos a las andadas, la ciudad y yo. No llegaba al medio siglo ni de puntillas y ya tenía decidido los caminos a los que darles la espalda. Me he condenado a una rutina inquebrantable destinada a una meta que no sé si es a la que quiero llegar, pero es la única estación en la que voy a encontrar un tren que me lleve al mundo, llevando sólo el futuro como objeto más preciado en mi mochila. No obstante, mi futuro más cercano se encierra entre las cuatro paredes de este templo literario que vulgarmente se le conoce como biblioteca. Aquí, en mi refugio favorito, me dedicaba a construir el cohete que me disparará a la libertad. Dicho de otra manera: estudiaba unas oposiciones para algo nada relacionado con las letras, pero que me traerá el cambio que mis días llevan pidiendo a gritos desde que erré en transformar mi pasión en mi profesión.
Después de horas para aprender a diferenciar entre las diferentes clasificaciones del Derecho, guardé los apuntes y llegó mi momento de respiro. Me dejé seducir por las historias que esconden cada libro detrás de su portada. Imaginaba las aventuras que esconderían unos y otros tan sólo por el título; cada libro es una sorpresa, por eso nunca he querido saber su argumento antes de atacarlo por mi cuenta. Como suele suceder, mi vista se detuvo en un título que me atrapa. Esta vez, Del amor y otros demonios me obligó a detenerme, preguntándome cuáles serán esos otros demonios de los que podría hablar García Márquez. Porque, al fin y al cabo, el amor…
Sonó la alarma que me avisó de que ya iba siendo hora de salir, que el día aún no había acabado y seguía teniendo obligaciones. Con un nuevo libro en la mochila, me dirigí al coche y empecé a arrancar mientras en el reproductor sonaba la canción que decidió el azar que me acompañase: The show must go on. Un amago de sonrisa relampaguea mi rostro. No suelo sonreír, pero las casualidades de este tipo no me dejan alternativa. Al fin y al cabo, este baile de máscaras que llevo conmigo misma y los que me rodean debe continuar.
Entré en esa pequeña calle con nombre de poeta, aderezada con naranjos sin vistas al mar. Después de meter el coche en el garaje, me preparé para la rutina de reproches y discusiones. Puse un pie en casa y ya me llegan los gritos desde la cocina. A saber qué había olvidado ya…
Me esperaba en las escaleras un rubio con los ojos color miel, que vino corriendo a saludarme como nunca nadie lo hará. Grande, peludo y baboso, pero me dejé querer por él, uno de los momentos de luz del día. Una comida rápida repleta de hidratos de carbonos prometía darme lo que necesitaba para otra dura tarde de entrenamiento. Antes de salir, mi mente me pide siempre un descanso, así que me sumergí en el libro de poemas que tenía a medio leer: Sonetos del amor oscuro. No creo en el amor, pero me gusta cómo lo definen grandes poetas por mí.
Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Las cuatro y media y, como siempre, la poesía me hizo llegar tarde a mi compromiso con el corpore sano, porque la mente ya la había cultivado durante todo el día. Hay cosas que nunca cambiarán: en la avenida principal de una ciudad no demasiado grande, todos los semáforos me detienen. En el primero, odio con fuerza la rutina. En el segundo, en un ataque de rebeldía en contra de la rutina, cambio la emisora de radio. En el tercero, me percato que si todos los días cometo la misma subversión, acaba siendo rutinaria. En el último, suspiro y levanto la vista. Esta ciudad vive estancada en el tiempo, siempre parece que va a llover aunque luego no lo haga. Mientras aparcaba en el gimnasio, me mentalicé a que todo será igual que ayer, nada diferente. Siempre me gusta hacer los ejercicios en el mismo lugar, apartada del resto, para ser yo sola con mi cuerpo y que no me distraigan conversaciones banales. Sin embargo, ese día mi sitio estaba ocupado por un culturista al que parece que le quedan siglos para acabar sus ejercicios. Elegí un sitio cualquiera, sin tener en cuenta dónde estaba situado y me preparé para seguir. Esta vez lo que veía no era la blanca pared con el póster que conocía de memoria, sino la máquina de pesas, vacía.
Y entonces…
Como si se anticipara a lo que iba a pasar, comenzó a sonar Summer Sunshine en mi reproductor mientras aparecía ella. Era una completa desconocida y sólo la veía de perfil mientras hacía sus pesas. Sincronicé mis ejercicios con los suyos para poder conocerla mejor. En cada abdominal veía su mirada en un horizonte que quedaba lejos del mío. Algo me decía que me iba a cambiar la vida: me había visto reflejada en sus ojos y, aunque aún no sé qué verían en los míos si alguna vez se veía, sabía que quería que se viera. Estudié cada centímetro de esa desconocida o, al menos, de lo que entraba en mi campo de visión desde la posición en la que me encontraba. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero cuando ella se levantó me di cuenta de que había perdido la cuenta de los abdominales que llevaba. Algo me decía que mañana dolerían.
Mejor dar por terminados mis ejercicios, que después del sobresfuerzo me podría lesionar y eso era contraproducente. Lo mejor sería no pasar por los vestuarios y ducharme en casa, así tenía tiempo para repasar un par de temas antes de desconectar completamente.
Si hubiera sabido que ella me esperaba en los vestuarios, no me lo hubiese pensado. Pero me esperó y como nunca aparecí, decidió dejarse en manos de las casualidades de los caminos cruzados y el azar.

La vuelta a casa fue tan tranquila como la ida. Después de estudiar un rato, me dispuse a cenar para luego dormir pronto, que me esperaba la misma rutina en unas horas. La desconocida desapareció totalmente de mis pensamientos desde que dejé de verla en el gimnasio.
Como siempre, me traicionaron los cinco minutos de más y tuve que salir corriendo. Desayuno en mano y pies volando. Después de saltarme tres semáforos y casi atropellar a dos peatones, me encontré de bruces con una puerta totalmente cerrada. Mi incredulidad me hizo mirar corriendo el correo para encontrar alguna respuesta. Efectivamente, apareció en forma de telegrama: “mañana no tendremos clases, motivos personales”. Un bufido salió de mi boca y un “¿ahora qué?” resonaba en cada rincón de mi mente. Rápidamente, reorganicé mi día: pasaría la mañana en el gimnasio y luego me pondría a estudiar en la tranquilidad de la tarde. Después de la rueda de ejercicios habitual, decidí pasarme por los vestuarios para así tener más tiempo en casa. Mientras me terminaba de vestir y mi mente divagaba en recuerdos que abrían heridas en lugar de regalar flores, escuché a mi espalda: “Del amor y otros demonios, disfrútalo, pero que no te muerda.” Cuando me di la vuelta, me encontré de frente con una chica alta, la misma de ayer. Tendría mi edad y su rostro me parecía familiar. No entendí el comentario y eso se reflejó en mi cara, por lo que la chica señaló con la cabeza mi bolso, de donde asomaba una esquina del libro que había cogido el día anterior de la biblioteca. Con un “suerte” pronunciado directamente a los ojos se volvió a esfumar. Diez minutos después de su salida recuperé poco a poco el habla. No la conocía, no sabía de dónde había salido, pero mis palabras se escapaban con ella cuando se dejaba ver.
A partir de ese día, la imagen de esa desconocida empezó a perseguirme. Me sorprendía imaginándome su historia donde descubría quién era, de dónde venía, cuál era su lado favorito de la cama o qué le gustaba desayunar. Cambié incluso mis horarios de entrenamiento para así poder volver a encontrármela. No sucedió nada, así que me rendí: volví a la rutina que tenía antes de que ella apareciera en mi vida. Poco a poco la fui olvidando, fue desapareciendo de mi mente.
Había pasado un mes y la vorágine de sucesos hicieron que mis libros fueran mi única compañía y que la biblioteca, el único lugar en el que se me podía encontrar. Las oposiciones estaban a la vuelta de la esquina y no había nada más que ocupara mi mente. Ni siquiera me paseaba ya entre los estantes de la biblioteca, aún me acompañaba aquel libro de García Márquez que no tenía tiempo de leer.
Ese día, como todos, salí de la biblioteca dispuesta a volver a casa para seguir con mi rutina intensiva. Cuando puse en marcha el coche, un sonido me sacó de mis pensamientos. Alguien me había vuelto a coger el coche y me había dejado el nivel de gasolina en reserva. Después de soltar un listado de improperios que ni siquiera era consciente de conocer, llegué a la gasolinera. Mientras repostaba, pensaba en todas las aventuras que habría podido vivir con el Kia Picanto de no ser por mi falta de decisión. Suspiré al tiempo que retiraba la manguera. Cuando volvía de pagar, escuché un grito a mis espaldas que me obligó a pararme. “Llevas la mochila abierta, se te ha caído esto.” No me lo podía creer, había vuelto a aparecer la desconocida. Esta vez tuve la decencia de responder un “gracias” susurrado. Con un “atenta al final del libro” se fue montada en una Kawasaki de 250 cilindradas. Otra vez se me escapaba sin saber de ella más que lo que veía.
Estos juegos del azar estaban alterando mi salud mental y mi capacidad para llevar las riendas de mi futuro. De vuelta a casa, cualquier intento de concentración era imposible. No paraba de mirar a mi mochila sabiendo qué contenía. Seguir mirando una legislación que no me aportaba nada en ese instante no tenía sentido. Así que me levanté y me dirigí directamente a la cama. Abrí el libro por donde lo había dejado y decidí continuar leyendo, ya que estaba tan sólo a treinta páginas del final.
Siempre me gusta ver qué hay después de la última página: cuándo y dónde fue impreso y si coincidió con una fecha especial. Estaba leyendo tal información cuando las letras empezaron a desaparecer. Imaginé que era fruto del cansancio, así que me froté los ojos por debajo de las gafas. Al volver a abrirlos no solo había desaparecido la letra impresa, sino que había aparecido un mensaje manuscrito: Las ocasiones perdidas también muerden. A estas enigmáticas palabras les sucedía una dirección y una hora. Inexplicablemente, algo me impulsó a no dejar pasar la ocasión de descubrir qué había detrás de ese mensaje. Aparecí en el parque en el que se me citaba cinco minutos antes de lo citado. Me senté en un banco y saqué del bolso el libro, no podía dejarlo en casa después de tal revelación. Ensimismada en el mensaje, en la caligrafía y en la intriga, escuché una voz que reconocía a la perfección: “Si aquel día no hubieras cambiado de sitio en el gimnasio, nada de esto estaría pasando”. Mi mente se quedó en blanco al ver aparecer a la desconocida. Intenté recuperar el habla mientras ella se sentaba lentamente a mi lado.
“Si bien es cierto que somos producto de las casualidades, ¿dónde van todas las ocasiones perdidas? ¿Qué ocurre en el camino de la derecha cuando decidimos coger el de la izquierda? ¿Y si nos esperaba allí la vida y nosotros le damos la espalda? Cierto que estas ocasiones perdidas por las casualidades son puramente azarosas, pero ¿qué ocurre con todas esas ocasiones que dejamos pasar a sabiendas de que nunca volverán? ¿Conoces esa sensación?”
Claro que la conocía, era mi día a día. Nunca he sido lo suficientemente valiente como para arriesgarme cuando la partida no estaba a mi favor. Por un futuro más estable, decidí dejar mi pasión por los libros, aun teniendo un título en el bolsillo que me acreditaba para trabajar con ellos. Destaqué en mi promoción y luego, aunque tenía miles de puertas abiertas solo para mí, las cerré todas de un portazo para encontrar un futuro más estable y sin pasión. Seguía una rutina para que nada se entorpeciera en mi camino, nunca me salía de ella. Sabía que había una vida para los valientes, pero esa valentía no era una de mis virtudes.
Lo único que se me ocurrió responder a tantos ataques fue con otra pregunta: “¿Cómo sabes tú todo eso? ¿Quién eres?”
“Todo empezó cuando cambiaste de sitio en el gimnasio, como te he dicho antes. Puedo parecer una intrusa en tu vida, pero lo cierto es que es totalmente al contrario. Voy a revelarte la verdad: provienes de la dimensión de las pérdidas, donde se almacenan todas esas ocasiones perdidas y todos los recuerdos de los que nos deshacemos. ¿Nunca te has fijado por qué tu cuarto está lleno de cuadernos repleto de mensajes que tú no has escrito? Son los mensajes que nunca mandamos por miedo a romper la rutina, por miedo a cambiar nuestra vida. Sin embargo, cuando rompiste tu rutina, te transportaste a esta otra dimensión donde sí sabemos que vosotros existís, aunque no suceda al contrario. Por eso te pregunto, ¿no me reconoces? Yo soy el fruto de todas las ocasiones que perdiste por no desacomodarte, soy el resultado de lo que no te atrevías a ser. Soy tú, así como tú eres yo. Somos la misma esencia, pero distintas circunstancias.”
No podía creer lo que estaba escuchando, todo eso de dimensiones sonaba a ciencia ficción, no podía ser cierto.
“Sé que no me crees, pero ahora tengo una mala noticia que darte. No podemos coexistir en una misma dimensión. Una vez que nos hemos encontrado, una de las dos tendrá que desaparecer. Las leyes de la metafísica dictaminan que es el elemento intruso el que debe ser expulsado del nuevo ámbito. Encantada de conocerte, causa perdida.”

 Tras esas palabras, un golpe seco retumbó en todo el parque. El libro que sostenía cayó al suelo porque las manos que lo sostenían habían desaparecido para nunca más volver a aparecer. 

jueves, 28 de mayo de 2015

Comunicado urgente

La Habitación Propia nombra tertuliano estrella de Madrid a Óscar Gómez

Acontecimientos recientes nos han hecho recordar los méritos literarios y personales de Óscar Gómez, tertuliano y administrador de LHP (La Habitación Propia) en Madrid, que le hacen merecedor del título honorífico de «tertuliano estrella». Como tertulia de nulo presupuesto, podemos conceder muy poco. Como comunidad que crece y funciona cada vez mejor gracias a sus tertulianos, sí podemos y debemos agradecer y ensalzar las cualidades de aquellas personas especiales que nos han incluido en su apretada lista de logros, esfuerzos y milagros diarios.

Es un honor para LHP contar con Óscar Gómez, alias Rubén Fonseca, entre sus filas. Hoy, que su ánimo corre el peligro de mermarse por haber quedado en entredicho público sus cualidades literarias, LHP rodea la arena del circo y hace algo que podría haber hecho antes o después: concederle el título honorífico. Y además, le felicita por su primera novela publicada: Orlando vengador. Nuestro tertuliano estrella es ya un escritor de prestigio porque levanta polémicas. Su reputación habrá de llegarle, forzosamente, gracias a los merecimientos que acumula. Y no son pocos hasta ahora.

Oscar Gómez tiene una valentía inusual, cuya autenticidad se mide en la ausencia de ruido. Coge su timidez y la pone a trabajar, la lleva a todos los escenarios imaginables, con discreción y sin exhibicionismos. Acomete retos en todo lo que lo apasiona y expone su vulnerabilidad. Pide opiniones. Escucha. Y se lanza silencioso a los estrados vertiginosos de la palabra: el teatro, la escritura, la tertulia. Es buen ocupante de palcos. Pero lo veréis allí, de espectador atento, y en escena, como figurante, a veces, y como protagonista, otras veces, tras habérselo ganado en la lucha solo contra sus propias barreras, que suponemos que tiene pero las transgrede cada día.  

Desde que arrancó LHP Madrid, Óscar Gómez ha acudido a casi todas sus actividades y ha puesto a su servicio sus amplísimos conocimientos de historia y de literatura. Ha sido administrador de «Otoño en Madrid», moderador de nuestras «Tertulias de sillón» y, sobre todo, un tertuliano muy activo y muy necesario. Muy a menudo nos preguntamos cómo diantres lo hace. Su agenda es apretada. Su cabeza debe de pensar a un ritmo trepidante sin que su expresión oral y escrita caigan en el descuido o la negligencia. Es profundo, es sensato. Y acaba de publicar una novela enmarcada dentro del género Pulp, que en apariencia podría no «pegarle», y que él mismo ha casi conquistado desde que se lanzara a ello como otro de sus retos profesionales.


Enhorabuena, Óscar, porque Orlando vengador merece nuestro aplauso. Para justificarlo (el aplauso) y por respeto a tu voluntad de desdoblarte, nos referiremos a partir de ahora a tu alter ego, el autor de tu novela.

viernes, 23 de enero de 2015

I Certamen de Relato Corto "La Casualidad y el Guiño"

I Certamen de Relato Corto de La Habitación Propia:
"La Casualidad y el Guiño"

La Habitación Propia, en colaboración con Tuuu Librería, convoca a todos los escritores, mayores de 18 años, a su primer Concurso de Relatos bajo el título de "La Casualidad y el Guiño".

En la rueda de hechos que acontecen, creemos distinguir aquello que sucede de lo que no ha sucedido, aquello que elegimos detonar o nos sorprende en su deflagración. Observamos la vida y clasificamos sus momentos. El registro de acontecimientos nos acerca a un presente ficticio y nos permite vivir en él con cierta cordura. Esta labor inevitable de selección, entendimiento y análisis más o menos rígidos, caóticos o arbitrarios, depende de la memoria. Y la memoria es más o menos rígida, caótica o arbitraria, pero siempre falible, siempre condenada a la extinción.
Todo lo que sucede, en seguida, desaparece pero se recuerda. Aquello que se extingue y sólo perdura en la memoria que falla, distorsiona y, al final, también expira, ¿puede separarse tan pura y auténticamente de todo lo demás? Todo lo demás son los sucesos no acaecidos; en nuestra cabeza, las oportunidades perdidas o los caminos desechados, por ejemplo.
Javier Marías reflexiona sobre lo artificioso de esta separación. ¿Y si todo fuera lo mismo? Idéntico "lo que se da y lo que no se da". Sólo nos resistimos a entenderlo así por la relevancia que atribuimos a nuestra causalidad. Importan las causas y las consecuencias. También la casualidad tiene su dosis de interés.



BASES DEL CONCURSO
1. Podrá participar cualquier persona mayor de edad y con tantos relatos como desee.

2. El tema de los relatos será libre, aunque se valorará positivamente su enfoque hacia el título del  certamen, “La Casualidad y el Guiño”, y su relación con el texto de la convocatoria.

3. El modo de participación será, exclusivamente, el de envío por correo electrónico a lahabitacionpropia.tertulia@gmail.com en formato PDF. En el asunto del correo se indicará lo siguiente: “Para el I Certamen de Relato Corto de LHP”

4. La participación será, obligatoriamente, con el sistema de plica. Los autores enviarán dos archivos:

- El primero será el del relato, que incluirá una portada con título de la obra y lema o seudónimo. El nombre del documento incluirá la palabra RELATO y, en ningún caso, datos personales.

- El segundo archivo será la plica. En el mismo se indicará el título del relato y seudónimo o lema, nombre y apellidos del autor, teléfono y mail de contacto. 


5. Todos los relatos deberán estar escritos en castellano, ser originales e inéditos y no podrán haber resultado ganadores en otros concursos ni estar participando en otro certamen pendiente de fallo.

6. Los relatos tendrán una extensión mínima de 3 y máxima de 10 páginas numeradas, mecanografiadas en tipo Times New Roman 12, a doble espacio y por una sola cara en tamaño DIN A4. 

7. Se establece un único ganador. El premio constará, al menos, de un ejemplar de la novela “Corazón tan blanco” de Javier Marías, donado por Tuuu Librería, y una camiseta personalizada de La Habitación Propia.

8. La fecha y hora límites para la recepción de los trabajos serán las 24h del 23 de abril de 2015 (Día del Libro).
www.escritores.org
9. El fallo del certamen se publicará el 23 de mayo de 2015 en las redes y en la página web de La Habitación Propia. Se contemplará la celebración de un acto de entrega en una de las ciudades donde La Habitación Propia tiene presencia, por acuerdo entre el ganador, los organizadores y miembros del jurado asistentes.


11. El hecho de participar en este certamen supone la plena aceptación de sus bases.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Ganadores I Concurso 'Tertulianos' de La Habitación Propia

Juan Manuel Alcedo Alcedo (Octubre de 1963, Puerto Real, Cádiz)

Empezó a publicar en la revista poética “Azahar”, de Conil de la Frontera,  y luego llegó a formar parte del jurado de un par de certámenes poéticos organizados por la misma. Fue miembro fundador de la Asociación cultural “El Fuego de la Utopía”. Es también miembro fundador, y colaborador en la actualidad, de la Asociación cultural “La Media Luneta” en Cádiz, que cuenta con un club de lectura y un taller de escritura, y que ya ha publicado tres libros corales, la mayoría de escritores noveles. Pronto verá la luz el cuarto. Además, "La Media Luneta" organiza presentaciones de libros que mezclan música y letras.

Ha colaborado en los siguientes poemarios: "Malas compañías (en busca de lector)",  "El hechizo de la palabra" y "Palabras a tiempo".

Según Juan Manuel Alcedo, ganador del I Concurso 'Tertulianos' de LHP: "Lo mejor de todo esto: reencontrarse con 'los amigos de kilómetros de carretera' y compartir letras y risas."

Sobre su poema ganador, "Elixir", José Cereijo, miembro del jurado, ha dicho:

El "vino del tiempo" aludido en el primer verso se invoca aquí con eficacia para señalar el viaje -un viaje ante todo interior- que nos propone el contraste entre la perduración de la estatua (y, podemos suponerlo, del arte en general), y la condición fugaz de su creador. Y, al hacerlo, indica o sugiere (sin necesidad de hacerlo explícito) que ambas posibilidades, la fugacidad y la permanencia, conviven también en nosotros, con lo que el arte aquí tratado resulta una metáfora de ciertas condiciones esenciales de la vida.
Irene Alcedo Rodríguez es finalista del I Concurso 'Tertulianos' de LHP. Su poema "Donde habita la libertad", fue votado varias veces por los miembros del jurado. José Cereijo opina así:

El verso "la libertad tiene nombre de vértigo" me parece convenir muy bien a lo que el poema ofrece: una visión imaginativa y libre, efectivamente, pero también vertiginosa, de la vida, de aquello que la limita u oprime, y de las posibilidades de combatir esa opresión y superar dichos límites, ya sea a través de la creación, ya de una visión de la vida menos convencional y rutinaria.

Irene explica de una forma muy creativa y en primera persona su corta y prometedora biografía:


Me dio por aparecer a finales de un frío noviembre, o eso creo, no lo recuerdo muy bien. He crecido en Puerto Real, amparada por la poesía de mi padre, quién me enseñó y me enseña a escribir; y por el calor incomparable de los abrazos de mi madre, ése que se te clava en la piel sin formar cicatrices. A los cuatro años, le dio por aparecer a mi pequeña compañera de aventuras, que ahora se va a buscar las suyas propias sin perder el sur.

Aunque Cádiz es mi tierra, Granada es mi ciudad. He seguido creciendo aquí los últimos cinco años, donde la poesía cobra un papel especial. Estando lejos en Cádiz se forjó El Fuego de la Utopía, asociación cultural que me dio cobijo y se atrevió a incluirme en un primer poemario de jóvenes autores, “La Quinta de la Esencia”. Impresionante los caminos con los que me crucé y se convirtieron en paralelos. Entre otros, me llevaron a participar en el disco “Verdades Escondidas” de la cantautora Lucía Sócam, con el poema “Trece”. Años después en Puerto Real nació la Asociación Cultural La Media Luneta, donde tengo el orgullo de participar y estar rodeada de tan admirables amigos. En este caso, cometieron la locura de contar conmigo para dos publicaciones: “Alborada” y “Luces de Fragua”. Quizás no fui un error tan caótico al fin y al cabo. Además, he participado en dos poemarios solidarios: el primero coordinado por el cantautor Alfonso Baro, “El Hechizo de la Palabra”, y el segundo coordinado por el amigo y poeta Rafael Arauz, “Palabras a tiempo”.


Todo eso en mi tiempo libre. Normalmente suelo ser traductora de inglés. 



Ángel Montero Lamas nació  en Madrid en 1989 con una gran curiosidad. Esta curiosidad se extendía a cualquier ámbito que pudiera abarcar con su imaginación.  Desde pequeño mostró gran interés por descubrir como funcionaba tanto el mundo real como los mundos fantásticos. Creció volcando este interés en la lectura de divulgación científica, y leyendas de las mitologías antiguas. Su lectura de la saga de ciencia ficción Fundación de Isaac Asimov llamó su curiosidad hacia el género de la ficción científica, que aunaba dos de sus intereses, la divulgación científica y los mundos ficticios consistentes y con reglas internas. Es en esta época cuando el autor empieza a crear un escenario ficticio propio donde ubicar sus futuros relatos. 

En 2011, coincidiendo con su ingreso en la facultad de biología, inicia contactos con el administrador del Blog El bestiario del Hypogripho Dorado: http://tuscriaturas.blogia.com/ del que sigue siendo colaborador habitual.

Sobre su relato "El anhelo del reloj", finalista del concurso 'Tertulianos' de LHP, José Cereijo, miembro del jurado, considera que se trata de " una imaginativa fantasía sobre el sentimiento del tiempo, es decir, sobre el modo en que el conocimiento y la experiencia pueden modificar, para bien y/o para mal, nuestra percepción de la realidad. Ingeniosa y sugerente."

lunes, 1 de septiembre de 2014

Fallo I Concurso Tertulianos de La Habitación Propia


Ganador: "Elixir", de Juan Manuel Alcedo Alcedo

Finalistas:

·        "Donde habita la libertad", de Irene Alcedo Rodríguez

·        "El anhelo del reloj", de Ángel Montero Lamas


Elixir

Hoy he bebido el vino del tiempo.
He visto las uñas gastadas de los dioses
en su pedestal de dioses,
y no me han dicho nada.
Evoco la mano gastada,
digna a golpes,
de quien arrancó de la piedra
la forma magistral,
aquella que desafió al tiempo
sin vanagloriarse de la sangre,
esa que convirtió a los hombres en dioses,
esa que vistió de mentiras la historia,
la que nos une en el tiempo
y
nos advierte
de que nosotros,
sí, nosotros,
esculpimos la historia.

Juan Manuel Alcedo



Donde habita la libertad

La alegría habita encerrada en la cámara de la libertad
atrapada en los vaivenes
que deja detrás el tren del tiempo,
donde he perdido las manillas
de un reloj que nunca tuve.
La velocidad
suma
peripecias,
resta
importancia,
multiplica
errores,
divide…
nos divide.
Fuera, queda otra muchedumbre
devorada por el vértigo de los pasos
pasados y pisados.
En el mar,
en la orilla de sus versos,
recita la caracola al poeta.
La inmensidad del mar le queda lejos,
pero ella se lo hace poesía.
El poeta lo acepta, lo anhela, lo hace suyo
y le pone tinta.
(Quizás de calamar.)
A mí me contaron las olas
que la alegría habita encerrada
en la cámara de la libertad.
Cámara que se encuentra en la primavera eterna
en los ojos de lirios,
en la piel de azucena,
en la mente de rosa.
Pero se me cansan las palabras
de escarbar en la arena
para buscar el teatro que habita debajo;
la máscara oprime, asfixia
bajo la presión del aire libre.
La alegría habita encerrada en la cámara de la libertad
que también está enterrada
en las profundidades,
bajo
la
arena.
A las cinco de la tarde,
la luna quema dominando el vuelo de los pájaros.
Los sonetos se vuelven oscuros
porque lloran la pena negra
que lleva vestido de invierno,
que busca su realidad verdadera,
que no encuentra la cámara
de la libertad.
A las cinco de la tarde
se lo contó al viento un poeta.
La libertad tiene nombre de vértigo:
el miedo a desatarse
puede con las cuatro paredes
que nos autoconstruimos.
Para no ser libres.

Irene Alcedo



El anhelo del reloj

El reloj sentía anhelo del tiempo pasado. Ahora que ya todo había acabado, lo único que quedaba era el recuerdo. El reloj anhelaba cuando sus manecillas aún giraban, cuando el tic del segundero marcaba firme el reinado del tiempo sobre las demás cosas, cuando los días aún se sucedían uno tras otro. Pero ya no quedaba nada de eso..


El tiempo había sucumbido a sus pobladores. Desde que éstos encontraran la Singularidad, el tiempo nunca había vuelto a ser lo mismo. Lo más parecido a la sucesión de dos instantes que quedaba en este mundo inmóvil era una proeza de la física, una complicada operación que transportaba automáticamente algo de un sitio a otro. El único problema era que no quedaba nadie para realizarla, todos los demás relojes, los metrónomos, los cronómetros, los ábacos, en fin, todos los instrumentos de medida y, aún más, cada objeto dotado de materia yacía congelado en el tiempo debido a la singularidad. A lo mejor no había sido buena idea adentrarse tanto en los misterios del tiempo, o a lo mejor sí. Desde el mismo instante en el que los relojes descubrieron el secreto del tiempo mirando dentro de la Singularidad, éste se detuvo. Ahora, solo les quedaba el descubrimiento en sus cabezas. ¿había merecido la pena pagar tan alto precio para conocer el origen de la realidad? El reloj estaba convencido de que sí. Después de todo, la realidad seguía existiendo. Y así, cuales insectos conservados en ámbar, podían esperar eternamente a que el tiempo volviera a surgir. Este pensamiento aliviaba al reloj. Pero por otra parte, no podía evitar anhelar que sucedieran cosas. 

Ángel Montero

miércoles, 16 de julio de 2014

Jurado I Concurso 'Tertulianos' LHP

Estíbaliz Ortiz de Orruño (Vitoria, 1987) es tertuliana estrella de La Habitación Propia en Bruselas. Se considera periodista "por aproximación", ya que siempre ha querido ser escritora. A los dieciocho años, su inquietud la llevó hasta Madrid, donde estudió Periodismo en la Universidad Complutense. Tras licenciarse, vivió un año en Inglaterra y seis meses en París, donde trabajó para la sección cultural de la agencia de noticias EFE. Allí tuvo la ocasión de entrevistar al Premio Planeta Eduardo Mendoza y al arquitecto británico Norman Foster. Actualmente compagina la cultura y el periodismo con otra de sus grandes pasiones: la política. Su ilusión ante el proyecto federalista de los Estados Unidos de Europa le hizo desplazarse a Bruselas, donde está a punto de terminar un máster bilingüe en comunicación y asuntos europeos. En los últimos meses ha trabajado en la cadena de televisión internacional EURONEWS durante las recientes elecciones al Parlamento Europeo. En septiembre presentará en inglés su tesina: "Del entusiasmo a la decepción: evolución del sentimiento europeísta español (1986-2014)".



José Cereijo (Redondela, Pontevedra, 1957). Desde 1968 vive en Madrid. Ha publicado hasta la fecha cuatro libros de poesía: Límites (Colección Melibea, Talavera de la Reina, 1994); Las trampas del tiempo (Hiperión, Madrid, 1999); La amistad silenciosa de la luna, haikus, (Pre-Textos, Valencia, 2003); y Música para sueños, (Pre-Textos, Valencia, 2007) y uno de relatos (Apariencias, Renacimiento, Sevilla, 2005). Ha sido incluido en diversas antologías. Colabora en distintos medios de prensa, tanto escrita como electrónica, en los que ha publicado artículos, reseñas de libros y otros textos literarios. Es también autor de dos antologías poéticas, una con la poesía de Leopoldo Panero, titulada Memoria del corazón (2009), y otra de Javier Lostalé (2014), ambas publicadas por la editorial Renacimiento.


"Concibo mi poesía como una exploración y un descubrimiento. Me es difícil, por tanto, hablar de ella antes de que, en cada caso, me sea revelada; por alguien que, sin dejar de ser yo mismo, tampoco es del todo ni solamente eso. En cualquier caso, intensidad, hondura y precisión son cualidades que me parecen ciertamente deseables. Con todas ellas, y con otras, hay que operar sobre ese germen que proporciona lo que, siguiendo a JRJ, podemos llamar el instinto, para intentar llevarlo -ese germen, ese punto de partida- a su mejor cumplimiento posible." J. Cereijo.

José Miguel Arranz. Nacido en Madrid. Es licenciado en Filosofía por la Universidad ‘Angélicum’ de Roma y en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Fue profesor de Español en Costa de Marfil e Inglaterra, y estudió la Carrera de Música y Canto clásico en Royal Schools of Music de Londres. Compagina ambas facetas, la literaria y la artístico-musical. Es cantautor y miembro del grupo Epu Amaranto de música latino-americana, además de miembro fundador del ‘Taller de poesía de Segovia’ y  las tertulias literarias el ‘Café de Oriente de Madrid (hoy Tertulia Gerardo Diego) y los ‘Últimos  Martes poéticos’ de Bruselas. También forma parte de la Asociación de Escritores y Artistas españoles. Ha publicado el libro de poemas ‘Estación de las Nieblas’ y ha participado en la publicación de ‘Continuidad poética’. Ahora mismo, prepara otros dos poemarios.

Ángel Guinda Casales (Zaragoza, 1948).  Su relación con la poesía empezó como un acto de posesión, de revelación casi mística. A los dieciséis años, cuenta, frente a una escultura de enamorados la Poesía s le apareció.  A finales de los sesenta comenzó a dar recitales, e inició estudios de Medicina que pronto abandonó por la Enseñanza. Sus primeros libros aparecieron en los setenta y a principios de los ochenta publicó su primera antología, Vida ávida, que destacó muy pronto por la crudeza de sus textos y lo autodestructivo de su propuesta. Compaginó con la escritura su trabajo de profesor de Lengua y Literatura Española  hasta que se exilió a Madrid en 1987, desencantado a raíz del juicio contra "La Guinda del Espermento". Su etapa madrileña coincide con una poesía más existencialista, más preocupada por la soledad y el paso del tiempo. De esta época son  las publicaciones Conocimiento del medio, la llegada del mal tiempo y Biografía de la muerte.


Es autor de la letra del Himno de Aragón junto a Ildefonso-Manuel Gil, Rosendo Tello y Manuel Vilas. También ha sido traductor ha publicado artículos sobre arte y literatura en diversos periódicos y revistas de tirada nacional y editor fundador de la colección Puyal de poesía en 1977 y de la revista Malvis en 1988.  En 2010 fue galardonado con el Premio de las Letras Aragonesas. Sus últimos libros pubicados son Espectral, Caja de lava, (Rigor vitae) y Materia del amor.

I Concurso 'Tertulianos' LHP

I Concurso 'Tertulianos' LHP

La Habitación Propia convoca a sus participantes y seguidores a su primer concurso literario sólo para tertulianos. El concurso arrancó en la presentación de la edición especial "Verano en Madrid" de la tertulia, en Tuuu Librería, el pasado 14 de julio de 2014. Durante el evento, realizamos el reto de los sustantivos concretos y abstractos. Se pidió a  los asistentes que completaran dos listas: una con sustantivos concretos (se refieren a todas aquellas cosas que se perciben con los sentidos) y otra con sustantivos abstractos (hacen referencia a todo aquello que se percibe con la mente). Cada tertuliano escogió un sustantivo de cada lista y, con ellos, construyó una frase. He aquí algunos ejemplos de su desenvuelta creatividad:

"La empatía del pez es salada".
"Hoy, una sandía azul me rescató de la incredulidad pero tuve que contar las pepitas".
"Su melancólica sonata me produjo el anhelo de aquella noche de verano".
"Quisiera lanzar el tiempo lejos con un tirachinas pero vuelve siempre como un boomerang".
"Al escuchar la sonata reinó en mí un sentimiento inequívoco de libertad".

La única regla del concurso es, también, su modus operandi: el texto que se presente al certamen debe comenzar con la frase que el concursante haya formulado a partir de las dos listas, es decir, que incluya un sustantivo de cada una de ellas. Por lo demás,  se admiten todo tipo de géneros y extensiones (aunque se recomienda moderación: no más de 600 palabras en prosa ni de 50 versos en poesía).

Posibles dudas:

¿Y si no acudí a la presentación?

No importa. Junto con estas bases, habrás recibido la fotografía de la pizarra con las listas originales de sustantivos, además de la lista transcrita en un documento Word. Escoge los tuyos y formula tu frase.

¿Puedo usar los sustantivos de otros?

Sí, no hay exclusividad en la elección de sustantivos.

¿Puedo usar una frase de entre los ejemplos?

No. En esto sí hay exclusividad. Parte del concurso consiste en que construyas tu propia frase.

¿Puedo añadir sustantivos a las listas?

No, las listas son cerradas, como en las elecciones.

¿Soy tertuliano?

Si has recibido este correo, lo eres. Por tanto, puedes participar en el concurso.

Fechas:

El I Concurso 'Tertulianos' de LHP comienza el 14 de julio de 2014. El plazo de entrega de los textos finalizará el 15 de agosto a las 23:59. A partir de entonces, el jurado tendrá 15 días para deliberar hasta el 31 de agosto, día en que se anunciará el ganador a las 16:00, por correo y en las redes sociales.

Envío:

Los textos deberán enviarse al correo de La Habitación Propia (lahabitacionpropia.tertulia@gmail.com), sin copia a ningún otro tertuliano, en formato pdf y con la tipografía más acorde a los gustos, preferencias y aleatoria voluntad del concursante. Este documento no debe incluir el nombre del concursante. La autoría irá especificada en otro documento, también en formato pdf, que deberá incluir los siguientes datos: nombre, apellidos, sustantivos escogidos, frase formulada y título de la pieza literaria que se presenta a concurso.

Difusión:

La Habitación Propia prevé la difusión de los textos recibidos en redes sociales y el anuncio del ganador en Facebook. Al participar en el concurso, los tertulianos  permiten la publicación de sus textos en Facebook y en el blog de la tertulia.

Jurado:
El jurado estará integrado por tertulianos estrella en Bruselas e importantes poetas y literatos afincados en Madrid.
Para conocer su trayectoria y bibliografía haz click aquí.

Premio:

Tuuu Librería aporta tres libros al premio final. Uno de ellos es León de ojos verdes,  de Manuel Vicent. Los otros dos se rastrearán en función de las preferencias literarias del galardonado. Además, el ganador recibirá el título de tertuliano estrella que le da derecho al caramelo lírico de chocolate (el único de la caja). La entrega del premio se realizará en el lugar y fecha que determine la combinación del azar y lo que más nos convenga a todos, especialmente al ganador. Es decir, ya veremos. Lo único seguro es que, si nos tomamos algo, el tertuliano estrella no paga.

Para cualquier duda: lahabitacionpropia.tertulia@gmail.com