miércoles, 11 de junio de 2014


La habitación propia

PROPONE

para su octava sesión

-Conciencia poética-


Existe un margen entre lo que vemos y lo que sabemos ver. La rutina de la vida dibuja rutas que nos adormecen y sabotean la observación. La inconsciencia de este proceso de asimilación del entorno induce a la narcolepsia.  Despertar significa recuperar la consciencia. Éste es un paso imprescindible y anterior al desarrollo de la conciencia, que se desmantela durante el sueño y sólo puede reconstruirse con voluntario esfuerzo diurno. Uno se levanta y obtiene varias horas regaladas por un azar arbitrario y caprichoso. Uno ve cosas y hace cosas y, entre esas cosas que ve, se encuentran los otros: esos que también hacen y ven cosas.
Cosas.

El término sirve para designarlo todo: personas, objetos, hábitos, actividades, escenas, tareas previstas e imprevistas, obstáculos, problemas... Los trayectos que componen un día parecen evidentes. La gente con la que nos cruzamos es obvia y su presencia se da por sentada.
La existencia de algo distinto, más allá de la primera o nula reflexión que suscita lo que nos rodea, sólo la demuestran el tiempo, la intuición, la memoria, y el arte. El tiempo deja una historia que la memoria rescata y que el hombre transforma mediante la expresión artística y el conocimiento. La intuición es la herramienta de todas las artes, también de la poesía, y una habilidad innata que puede entrenarse. Hermana de la sensibilidad, la intuición alimenta la percepción y la enriquece. La intuición poética conecta la mirada con un mundo “marginal” porque se oculta entre bastidores. No se escenifica y por eso es, quizá, más real.

Se dice que los poetas sueñan despiertos, son distraídos y despistados. Pero no es verdad que caminen sin fijarse. Su lucidez les permite introducirse en infinitos recovecos de la realidad y acceder así a otras realidades. Buscan los matices y los conectan porque nada es lo que parece sino mucho más.
“¿Qué es ser poeta? ¿Cuál es su función en la sociedad?” Se preguntaba Miguel Pastrana en un artículo publicado por Cuaderno Literario en 1995 y recuperado por Mirador en 2004, revista editada por la Asociación de Escritores y Artistas Españoles. “Ser poeta […] Es estar hecho de arcilla y no de mármol. Es decir: ser moldeable por la mano del tiempo; de todos los tiempos. Pasados, presentes y futuros, que en el poeta confluyen y se hacen uno.”[1]
De esta maleabilidad el poeta es consciente y sobre ella construye  su conciencia poética.



Preguntas para la reflexión:
o     ¿Crees que la maleabilidad del poeta puede estimularse?
o     La conciencia poética, ¿es una consecuencia natural de una sensibilidad agudizada?
o     ¿Esta sensibilidad puede entrenarse?
o     ¿Realidad hay más que una?
o     ¿Crees ser consciente de las realidades que te rodean?



Lecturas recomendadas:
El compromiso del escritor; José López Martínez:


El Reto:

¡Nos vamos de excursión! Ven a la tertulia el jueves 12 de junio a las 18:30. Esta vez no debatimos, salimos a la calle. Sólo necesitas llevar contigo un cuaderno y un boli. Vamos a entrenar nuestra conciencia poética.

¿Te atreves?





[1] Pastrana, Miguel: ¿Qué es ser poeta? ¿Cuál es su función en la sociedad? Mirador. Septiembre 2004.

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